Desde hace mucho tiempo se viene usando barricas de madera para la crianza de los vinos, para su afinamiento y redondeo, es decir, para que en ellas el vino se vuelva más agradable al paladar. Esto es debido a la micro oxigenación que le aporta los poros de la madera, que de manera controlada reducen las aristas del vino, esas sensaciones desagradables al beberlo.

La madera más utilizada en las barricas es el roble, siendo los más habituales el roble francés y el roble americano. Estos aportan aromas agradables al vino y el famoso tanino que es dulce y hace que la sensación en la boca sea agradable y delicada.

Por precio suele usarse de manera más usual el roble americano (Quercus Alba) esto es debido a que de la misma cantidad de madera se pueden producir mayor número de barricas. De un metro cúbico de roble americano podemos producir 4 barricas, mientras que de un metro cubico de roble francés (Quercus Sesilis) solo podemos producir 2 barricas.

Otra de las ventajas que tiene el roble americano sobre el roble francés es la durabilidad, ya que puedes criar vinos durante más años en una barrica de roble americano que una de roble francés, porque el poro del roble americano es más irregular y por tanto más grueso y el tostado es más profundo y más intenso.

También hay que decir que el poro del roble francés es mejor para las largas crianzas por su homogeneidad y sus aportes son muy elegantes y especiados.

Pero también hay más maderas que se utilizan, desde robles distintos a los habituales hasta el cerezo y/o el pino.

 

Fuente: https://catatu.es/blog/materiales-barricas-crianza-del-vino/