“El vino es la parte intelectual de la gastronomía, la comida es solo la parte material”
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Alejandro Dumas
A esto se le llama armonía o maridaje. El equilibrio es la clave para combinar el vino y los alimentos; la fuerza, el aroma y el sabor son elementos básicos en el momento de elegir un vino.
No existe una regla inmutable en cuanto a la combinación del vino y los alimentos ya que es muy importante el gusto personal. Hay quien escoge lo que come pensando en un vino específico y hay quien toma un vino dependiendo del platillo que va a degustar.
La relación tradicional de consumir vino blanco con los pescados y vino tinto con las carnes obedece al más elemental sentido común ya que los taninos del vino tinto pueden dar al pescado y a los mariscos un gusto ferroso y de la misma forma los platos de sabores fuertes vencen a la mayoría de los vinos blancos. Sin embargo, actualmente existen vinos blancos con crianza (paso y descanso en barrica) que los vuelen corpulentos y con suficiente fuerza para maridar con carnes de pollo, res y puerco; de la misma forma existen vinos tintos de cuerpo ligero y elegante que pueden armonizar con pollos, pescados y mariscos. Con un vino rosado, hay que optar por un estilo de comida más bien mediterráneo y ligero.
El maridaje de los vinos añejos es un trabajo más delicado, ya que los aromas complejos son difíciles de conjuntar. La norma es que el plato debe ser sencillo en sabor para que no sobrepase al vino. Hay que crear platos que realcen el vino y éste adquiera así toda su grandeza. Si una botella procura una emoción, su unión con un plato debe enaltecer el gusto del alimento y darle al vino una presencia siempre firme y elegante.
Ponemos a tu disposición esta Tabla de Maridaje, una forma sencilla de aprender más acerca del vino y su combinación con platillos.
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